Efectos de la peatonalización / Transformación inesperada
Reconquista renueva el centro porteño
Está desplazando a Florida como atractivo turístico; las propiedades aumentaron su valor; la gastronomía, un punto fuerte y en expansión
Sábado 13 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa
Reconquista es cada vez más elegida por turistas y oficinistas
Franco Varise
LA NACION
Como si fuera la hermana joven y linda de Florida, la nueva peatonal Reconquista transformó el centro porteño. Paraíso del after office y cada vez más afianzada como paseo turístico, esta calle emergió del infernal ruido y tránsito urbanos para convertirse en tierra, o mejor dicho, asfalto fértil.
Andrés Crespo tiene un bazar desde hace cincuenta años en Reconquista al 900 y dice que lo asombra el aumento de las ventas de pingüinos (la tradicional jarra de vino), bombillas y mates a turistas extranjeros. "Este embellecimiento es como un premio a la constancia y la verdad es que nunca lo hubiera imaginado", dijo Crespo, de 74 años.
Los comercios tradicionales de la zona conviven ahora con locales de comidas del tipo de los deli neoyorquinos, pubs tradicionales y restaurantes que aprovechan la amplitud de las veredas para colocar mesas, muchas mesas. "¿En qué lugar de Buenos Aires podés sentarte en la vereda con tantos amigos sin que te pise un auto?", pregunta Darío con una cerveza en la mano. "En ninguno", se responde.
Durante una recorrida de LA NACION, la mayoría de las personas consultadas reconoció que la peatonalización de Reconquista resultó muy favorable. "Está más luminosa, hay más gente caminando y se la ve mucho más linda", opinó Federico Pino, propietario de un local de venta de artículos de cuero al 500 de esa arteria.
"Es un cambio grande: circula mucha más gente y valió la pena bancarse la obra, que demoró como un año", opinó Rodolfo Rojas, de la Optica Cosentino.
Revalorización
El proceso de reconversión de las calles del centro es parte del Plan Prioridad Peatón, que el gobierno porteño ya ejecutó en los pasajes Carabelas, Zelaya y Tres Sargentos. En Reconquista, según un estudio oficial, las propiedades se revalorizaron hasta 12 por ciento después de la peatonalización, que se concluyó hace apenas tres meses.
La recorrida tiene matices. Entre la Plaza de Mayo y Lavalle está lo que podría definirse como la Reconquista bancaria. Entre Sarmiento y Perón aparece uno de los rincones más atractivos de la City: el Convento Grande de San Ramón Nonato, que data de 1876. Allí, en un patio interno con frondosos árboles y plantas hay varios restaurantes, como Milagro y La Reconquista, muy a tono con la peatonalización. "Antes, ni te enterabas de que existía este lugar", comenta Alicia que trabaja hace 15 años en el centro y que nunca se había percatado de ese vergel.
El panorama sobre Reconquista cambia en la intersección con Lavalle.
Los comercios de comidas rápida comienzan a jalonar las veredas, con nuevas propuestas saludables como Pura Vida. "Mejoró mucho la estética, aunque todavía no tenés el nivel de gente de Florida, que va de compras", comenta José Luis Kachonosky, que atiende el local de comidas rápidas Lod Eugenia.
María Cristina Rodríguez y María Elena Gómez toman mate en uno de los bancos de la peatonal.
Tranquila y segura
"Es muy linda y tranquila. Ahora te podés sentar a tomar mate o a comer al mediodía como hacen muchos oficinistas. Antes era un desastre. Ya mucha gente prefiere caminar por acá que por Florida", dicen casi a coro.
Entre Viamonte y Ricardo Rojas, el paisaje de la peatonal ya es otro. Los pubs y restaurantes se adueñan de las veredas. A partir de las 20, un enjambre de oficinistas y turistas toman literalmente por asalto las mesas.
El rincón estéticamente mejor logrado, según Carlos, un oficinista fanático de Reconquista, es la intersección de esta peatonal con el pasaje Tres Sargentos.
Pero la otra cara de este auge de la peatonalización también existe. "Como mejoraron las ventas, nos triplicaron el alquiler", se quejó Isabela, de la Rotisería Reconquista, que, a tono con los cambios, decidió también colocar diez mesas en la vereda. "Funcionan muy bien porque creo que, para una persona que estuvo todo el día en la oficina, sentarse acá a tomar algo es desestresante", opinó.
Los habitantes a tiempo completo de la peatonal también tienen algo para decir.
Carolina hace 15 años que vive en un departamento en Reconquista al 700. "Debo reconocer que no hay más ruido y que, de los 15 vecinos que tengo en el edificio, 14 están muy contentos... Yo soy la número 15 y no me gusta porque de noche tengo una persona viviendo en cada banco", expresó.
Como curiosidad o una clave, en Reconquista y Corrientes, aún permanecen los pilotes que, en 2001, durante el gobierno de Fernando de la Rúa, se colocaron como parte de un innovador control del tránsito: los pilotes subían para no dejar pasar a los autos particulares hacia el microcentro. El mecanismo no funcionó. Y, ahora, son sólo un testimonio de un pasado trunco.
OTROS PROYECTOS
* Pasaje Carabelas y Reconquista. Estas dos calles fueron las primeras en ser convertidas en peatonales, según los lineamientos del plan Prioridad Peatón, impulsado por el Ministerio de Desarrollo Urbano porteño. El costo de las obras fue, en promedio, de 800.000 pesos por cuadra.
* Defensa. Los trabajos en esta calle se concretaron entre Plaza de Mayo y Belgrano. Tras un acuerdo con los vecinos, que habían rechazado la obra en el casco histórico, el proyecto se modificó.
* Suipacha. La obra para peatonalizar esta vía y desalentar el uso del auto, que comenzará en los próximos meses, tendrá características diferentes de las de Reconquista. Para reducir los costos, no se nivelarán las veredas con la calle: se colocarán postes de hierro que impedirán el paso de vehículos y se hará un cordón especial para delimitar la nueva calzada. Los cálculos oficiales estiman que renovar cada cuadra allí costará entre 260.000 y 300.000 pesos.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1242943