Anuncio incumplido / Según Sergio Massa, iba a terminar con el "curro" de la venta de monedas
El boleto electrónico, lejos de concretarse
La Presidenta dijo que se empezaría a usar pasado mañana, pero se avanzó muy poco en la concesión; fuertes intereses en pugna
La semana próxima se cumplirán 90 días desde que la presidenta Cristina Kirchner anunció que se iba a terminar con el "negociado de la venta de monedas". El "curro", según lo calificó ese día el jefe de Gabinete, Sergio Massa, debería estar por terminar.
Sin embargo, los vendedores de los preciados pesos en metal no están preocupados. Es que la semana que viene no estará disponible el Sistema Unico de Boleto Electrónico (SUBE), que anunció con bombos y platillos la primera mandataria. Más aún, los avances que existen en su instrumentación son menores y las peleas internas y las luchas de intereses han ganado lugar en la negociación.
Almomento, sólo está en marcha una de las seis licitaciones (la dispuesta para la compra de cinco millones de tarjetas) y los tiempos que establece el pliego superan en algo más de seis meses los 90 que previó la Presidenta.
Todo empezó con una improvisación por parte de la Casa Rosada. Según relataron tres fuentes a LA NACION, el gobierno de la ciudad estaba trabajando en el asunto. "Algunos funcionarios de Macri [Mauricio, jefe de gobierno] nos habían llamado a varias reuniones. Se iba a poner en marcha el sistema en la avenida Juan B. Justo (ver aparte) donde se planificaba crear carriles exclusivos centrales. Una vez probado allí, se iba a extender a toda la ciudad", contó un empresario que participó de esas reuniones.
Pero algo falló. Los funcionarios comunales llamaron a una reunión a las cámaras de transportistas para tratar la iniciativa. Y los colectiveros, que tienen una aceitada relación con las autoridades del Ministerio de Planificación Federal, le contaron a la Nación los planes de Macri.
"A la siguiente reunión, el gobierno nacional anunció el SUBE y desactivó el plan de la ciudad", relató otro empresario que también estuvo en esas negociaciones. La consecuencia es que ni uno ni otro avanzó. O, mejor dicho: los funcionarios nacionales que se apropiaron del proyecto tuvieron que dedicar los dos primeros meses a empaparse en una materia ajena. Sucede que el organismo que se designó para avanzar en él es Nación Servicios, una empresa del Banco Nación que está manejada por Angel De Dios y que tiene, entre muchos de su planta, a ex empleados de la extinta Nación AFJP:
Funcionarios muy allegados
El santacruceño De Dios, de estrecha relación con el ministro Julio De Vido porque sus hijos son novios, dejó totalmente de lado a los funcionarios de la ciudad y convocó a algunos técnicos de la Secretaría de Transporte para que lo ilustraran sobre el asunto, pero no a Ricardo Jaime, el poderoso secretario que no es parte integrante del proyecto y que lo mira con recelo.
Mientras, todas las empresas que podrían beneficiarse con el negocio, están alertas. "Es un negocio enorme, nos interesa a todas", dijo a LA NACION un ejecutivo de una de las firmas.
Hasta ahora, los avances son escasos. "Se puso en marcha la licitación de la compra de tarjetas, que es lo más fácil, ya que se compra una commoditie ", dijo un empresario que está anotado en la pelea.
Según el pliego, la tarjeta deberá tener un chip, en el que se cargue la información y, además, una banda magnética para que se pueda acceder a la red de cajeros automáticos de Link o Banelco a recargar la tarjeta.
Restan aún otras cinco o seis licitaciones, entre ellas la concesión de la compra de las máquinas para los colectivos, las máquinas de recarga, la operación y el mantenimiento y, lo más importante: la administración del sistema. "El gran punto por dilucidar es quién se hará cargo del sistema ya que cobrará por comisión. Y, si se tiene en cuenta que se venden unos cuantos millones de viajes por día, el dinero que está en juego es enorme", contó uno de los interesados en participar.
Más allá de la comodidad para los usuarios, el SUBE no es del todo bien recibido por los transportistas. "Lo que pasa es que transparenta todo el sistema de tránsito. Esa información ahora se elabora de una forma muy rudimentaria. No se olvide que de esos números depende el monto de los subsidios", dijo, con cierta complicidad, un transportista.
También algunas pyme argentinas, que se habían ilusionado con poder competir, están que trinan. "Todo indica que serán las grandes compañías, muchas de ellas internacionales, las que van a competir. Hay indicios de que las licitaciones se confeccionarán de tal manera que muchas empresas locales quedarán afuera", contó uno de los empresarios afectados.
La lucha contra los grandes
Hasta el momento, hubo algunos intentos individuales. La línea 68 instaló un sistema de tarjetas y monedas que, según cuentan voceros del sector, logró sacarle pasajeros a otras líneas con las que comparte recorrido. ¿El motivo?: que no es necesario tener monedas para viajar. El sistema fue puesto en marcha por la empresa Coin Control.
El grupo Plaza, que comandan los hermanos Cirigliano, también hizo una experiencia en algunas líneas como la 61 y la 62.
El grupo Roggio enarbola la bandera del Monedero, el sistema de prepago que se utiliza en el subte y en algunas líneas de colectivos.
Todos los actores quieren mostrar sus logros para competir con las dos grandes firmas que están interesadas: Siemens e Indra.
Mientras tanto, pasaron 90 días las monedas siguen sin aparecer.
Tampoco da señales de vida la tarjeta que iba a terminar con los negociados y los curros, como dijeron la Presidenta y su jefe de Gabinete.
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