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Posted Sep 12, 2009, 2:36 PM
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Me fui Chau a todos
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GUIA PRÁCTICA PARA LEER A JOAQUíN MORALES SOLÁ
LA VELOCIDAD DEL MIEDO
Con algunos desperfectos técnicos que superan nuestras posibilidades (y que descontamos sabrán disculpar, y que nos resistimos por ahora a considerar un atentado del Grupo Clarín que nos aloja, al ver atacada a una de sus más caras estrellas), volvemos a ocuparnos, como lo hicimos el último 2 de noviembre (ver categoría Brulotes Brutales), de Joaquín Morales Solá, uno de los más importantes e influyentes mentirosos de la Argentina moderna.
Así, siempre al servicio de nuestros lectores, queríamos compartir una lectura detenida de su última editorial en uno de los dos diarios más vendidos del país (en el sentido más amplio de la palabra “vendidos”), porque Morales Solá, como decimos, importa, influye, y miente.
Y tomamos la última como pudimos tomar la anterior o la próxima, pues Morales Sola, eso sí hay que decirlo, tiene una posición inalterable ya desde los días de la hoy terrible dictadura que ahora tanto desprecia, y con la que tanto colaboró en su momento desde las páginas de Clarín… Eso hay que decirlo, sí: Morales Solá jamás traiciona a quien le paga.
Pero vayamos ya a sus propias palabras, que lo ensucian mejor que las nuestras.
El domingo bajo el titulo “El último combate entre Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner”, dice ya de arranque:
Quote:
“No les gustó. A los Kirchner no les gusta nada cuando todo se torna visible y espontáneo. Sin embargo, velatorio y sepelio de Raúl Alfonsín constituyen un fenómeno social que la política no debería despreciar”
Primero, como vemos, Solá se instituye, unilateralmente, como narrador omnisciente de la vida nacional. Él sabe todo lo que sienten y piensan todos sus personajes. Luego, con igual velocidad, decide que un fenómeno mediático es a la vez un fenómeno social, cuando en tal caso, si hubo algún fenómeno social en la relativa multitud porteña que acompañó un día feriado el espectáculo gratuito de un entierro multitudinario, ese fenómeno, en tal caso, es, apenas, el viejo y triste fenómeno de la necrofilia argentina que nos permite amar a los muertos que ninguneamos de vivos. Evita, Olmedo, el viejo Discepolín, son apenas tres ejemplos de tan pobre virtud nuestra. Nos gustan los muertos.
Inmediata, retóricamente, Morales Solá se pregunta y desde luego se responde.
¿Qué político está ahora en condiciones de reunir a semejantes multitudes a cambio de nada, ni siquiera de un discurso? Incapaz de corregir antiguas posiciones, el Gobierno se niega a revisar certezas que pertenecen a un tiempo agotado. Y lo cierto es que el matrimonio presidencial miró siempre a Alfonsín con cierta distancia, porque lo consideraba parte del sistema o de la corporación política que los Kirchner detestan.
Aquí omite un punto no menor, el muy pillo: no sólo el matrimonio K detesta a esa corporación política de la cual Alfonsín era anverso y reverso junto a su eterno socio histórico Carlos Saúl Menem, y cuyas mutuas peripecias terminaron catastróficamente con De La Rua y un pueblo entero gritándoles rabioso “que se vayan todos”… Pero de pronto, para el rápido, apurado Morales Solá, no son más que dos personas las que detestan a todos estos que ahora la muerte viene a blanquear de santidad...
Seguimos (porque él no afloja). Al toque, afirma:
“Vastos sectores sociales percibieron a grandes trazos, es evidente, esa discordia entre lo que se fue y lo que está. Y tomaron partido”.
¿Vastos sectores, Joaquín?... ¿Lo decís por los miles de porteños que siguieron el entierro, en muchos casos por los pobres motivos que recién destacamos?... Sin embargo la afirmación se imprime y queda como una verdad ya indestructible. Note el lector: así se “forma” la opinión pública, lo que el ciudadano distraído repetirá como cierto porque lo dijo este mentiroso bien envuelto…
Y sigue.
“Alfonsín no fue un tibio y, por el contrario, tuvo convicciones firmes, aun cuando se equivocaba. Más allá de esos arrebatos, su mayor virtud consistió en saber determinar el momento en que el combate debía cesar para permitir la oportunidad del acuerdo.
¿Te referís a cuando se bajó los pantalones en Semana Santa, o a cuando decidió “cesar” con su gobierno y salir corriendo?.... en fin, es una manera fácil de vender como “tolerancia” la falta de planes, proyectos y poder que marcaron hasta su autodestrucción el gobierno del doctor Alfonsín… es como si dijéramos: “no te rompo la cara porque te tengo un miedo bárbaro”…
Pero sigamos, que siempre asombra el viejo número del hombre que se incendia con sus propias palabras.
Más abajo, de golpe, estalla en una contradicción inmediata.
“Kirchner ignoraba a Alfonsín hasta el extremo de haber pedido disculpas a las organizaciones de derechos humanos en nombre de un Estado que "no hizo nada".
Pero entonces no lo ignoró, Joaquín, ¿en qué quedamos?…si vos mismo estás diciendo “que pidió disculpas en nombre de un Estado que no hizo nada”, esas disculpas, Joaquín –prestá atención a lo que escribís- son antes que nada en nombre del primer jefe de ese Estado que debiò hacer algo y que sólo indultó a todos los asesinos con sus leyes de punto final y obediencia debida… así que no lo ignoró, vos mismo lo estás diciendo.
(A propósito…. después de tus demasiados años colaborando con el proceso militar desde las páginas de Clarín, ¿no te parece que es hora ya de pedir vos también alguna disculpita, Solita?)…
En fin, sigamos un poco más, que todavía quedan restos de Morales…
En un golpe repentino de omnisciencia ya esotérica, el autor no sólo sabe lo que sienten y piensan en vida sus personajes, sino tambièn más allá de la muerte… brrrrr…
“El ex presidente radical murió convencido de que la Argentina se debe un debate sobre el futuro, después de haber hurgado tanto en su pasado”. Dice y dice más: “Kirchner, que llegó al pasado y a la política nacional hace apenas seis años –(mentira simple: Kirchner milita desde la juventud)-, está seguro de que su permanente invocación a las tragedias que sucedieron es una bandera electoral importante del presente. Futuro y pasado encierran también otro desacuerdo: unión o fragmentación de la sociedad. Kirchner cree en la existencia de dos Argentinas y Alfonsín predicaba una sola”.
Descontamos, claro, cuánto le gustaría a Morales Solá borrar ese horrible pasado cuando él estaba del lado de los más horribles… pero lo quieras o no, Joaquín, hay dos Argentinas, sí, no es invento de Kircner, ni deliro de nadie, infelizmente… hay dos: una es la que vos y tus patrones nos narran y pretenden para engrosar así sus cuentas en las Caimán, y otra la nuestra, la que se jode viviendo…
Luego siguen un par de párrafos durante los cuales se dedica a operar en la política interna, según los designios, directivas, ordenes -o pagos-, recibidos durante la semana. Una práctica habitual del periodismo comercial, no merece mayor análisis.
Mejor pasar al raro pasaje donde afirma, como si fuese de verdad el único sobreviviente de los años duros del alfonsinimos, que: Un aspecto que Alfonsín tuvo siempre en cuenta es el valor de la palabra presidencial, tanto para lo bueno como para lo malo.
¿Si, Joaquín?… ¿Te referís a cuando decía que con la democracia se curaba, se comía y se educaba?... ¿O cuando dijo “la casa está en paz” y estaba rodeada, eh?…. En fin, curioso pasaje que no dice nada de Alfonsín, pero sí mucho de Solá, pues allí nos muestra sus variados recursos como prestidigitador de la verdad y sus consecuencias…
Luego arremete:
“Ni Néstor ni Cristina Kirchner han entendido nunca que las palabras violentas o injustas, puestas en boca de un presidente, son malas por sí solas, pero además corren el riesgo de despertar las peores pasiones en sus propios seguidores”.
Ni Néstor ni Cristina nunca. Jamás nadie nada. Así nomás, che. Categórico y suficiente, aquì Joaquín arroja su rápida certeza contra la mente matutina del lector, y allí la certeza estalla y se derrama como un bolo fecal en una pared. Ya está: la mancha no saldrá así nomás. Tarea cumplida, a partir de allí, cualquier conclusión al respecto olerá irrebatible.
En nombre de vaya a saber cuál de todos sus auspiciantes, luego de la veloz afirmación, Joaquín pretende graficar.
“En Doha, la Presidenta equiparó el "colonialismo" que padecen las islas Malvinas con lo que sucede en Palestina. ¿Quién sería, si no Israel, la potencia "colonialista" en Medio Oriente? Nada más injusto que esa afirmación. Israel es, con aciertos y con errores, un país que lucha desde hace 60 años por ser reconocido como tal por sus propios enemigos”.
Bueno, bueno, bueno… aquì hay para divertirse.
En primer lugar, su retorcida pregunta (quièn sería, sino Israel, bla blá…), tiene una respuesta llana: Israel, sí, Israel sería la potencia colonialista que con la anuencia de las Naciones Unidas de Norteamérica en 1948 se plantó en un estado ajeno para levantar el propio, (merecido o no, ese es otro tema)… Nos preguntamos aquì qué tal les caería a los cordobeses si un día las Naciones Unidas le entregan Villa Carlos Paz a los kurdos… Segundo: ¿nada más injusto que esa afirmación?... ¿Vos te referís, por ejemplo, a la matanza de civiles, mujeres y niños iniciada hace poco por Israel en Gaza?... ¿Nada más injusto, Joaquín, que llamarlos “potencia colonialista”?.... fijáte sin embargo que muchísima gente más seria que vos considera dichos actos crímenes de lesa humanidad, genocidio, masacre sistemática, limpieza étnica, en fin… epítetos tales, fijáte vos…
Por último en dos rápidas líneas cada vez más rápidas, Solá resume el complejísimo problema del Medio Oriente, con la superficialidad que es propia de una bataclana bien mantenida: “Su gobierno (Israel) suscribe la necesidad de que existan dos Estados, el judío y el palestino, pero sus enemigos no aceptan la existencia de Israel. Ese es el centro del problema, que ya ha cobrado demasiadas vidas inocentes en ambos lados”.
Y chau, che. Ahí ya te queda claro el eterno conflicto del Medio Oriente, del cual sin embargo sale mágicamente perjudicada la presidenta argentina, blanco principal de los dueños de Joaquín.
“Cristina Kirchner no es antisemita, pero su discurso de Doha les abrió otra vez las puertas a sectores antisemitas que se esconden en el kirchnerismo”.
(Primero lo corregimos: vos querés decir “antijudío”, Joaquín, “antisemita” es otra cosa)… Ahora bien, si no fueras tan hipócrita, podríamos pensar que sos muy ignorante, pero igual vamos a desocultar lo que vos ocultás: los sectores “antijudíos” de la sociedad argentina, no se esconden sólo en el kirchnerismo, sino que están diseminados en todos los ámbitos donde haya argentinos que no sean judíos, porque los argentinos, judíos o no, ya lo explicamos, somos racistas…La redacción de La Nación, por ejempo, es un viejo club de nazis calladitos, bien lo sabés, no te hagás la dama antigua (no en público al menos)…
Pero ahí nomás suelta:
“Hubo palabras explícitas y casi insoportables en ese sentido. El líder de la comunidad judía argentina, Aldo Donzis, expresó su molestia y su preocupación, que no son nuevas desde que están los Kirchner”.
Claro… porque con Menem les fue fenómeno a las comunidades judías en la argentina, no Joaquín?.... ¿Quièn impulsó más y mejor las investigaciones por la Amia y la embajada? Te damos tres chances, dale: ¿tu Menem, tu De la rua. o los K?...
Pero bueno... Joaquín sabe muy bien que sus lectores repetirán sin constatar, porque sus lectores no quieren sino argumentos para sostener la rabia que sienten sin argumento ninguno. Para eso los lectores compran el diario que toca la canción que ellos quieren escuchar más allá de cualquier verdad…
Y allí canta Joaquín el hit de moda: "Mi traidor preferido"…
“Kirchner decidió asistir al velatorio de Alfonsín cuando fue informado de que una multitud se había echado a la calle para despedir al presidente muerto. La gente común lo empujó hacia donde no quería ir. Esa es la verdad. Dio también mil vueltas para no toparse con Julio Cobos, vicepresidente a cargo de la presidencia de la Nación. Sólo la casualidad los juntó. Prevaleció la tensión entre ellos. Ese desprecio kirchnerista al republicanismo es lo que confrontó también con el republicanismo de Alfonsín”.
"Esa es la verdad", al única que existe, y él es su dueño... O sea que Cobos -traidor primero de la UCR (la UCR de Alfonsín, tan luego), del gobierno que juró defender despuès, y por lo tanto de la Constitución sobre la cual juró-, ese Cobos, ese este triste traidor tres veces traidor es, ahora, de pronto, nada menos que “El Republicanismo” encarnado... ¿No será mucho, almirante?... hasta hace poco esa clase de tipos eran pusilánimes simples, no más…
Para cerrar, puntual y previsible, su beso negro al presidente muerto y ya que está a todo el arco opositor al cual se debe:
“Más allá de su larga trayectoria pública, y de sus naturales claroscuros, Alfonsín merecía un homenaje amplio y generoso por un solo momento de su vida. Quien no haya vivido en la Argentina en diciembre de 1983 no conoció lo que significó un instante casi único de felicidad colectiva”.
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Desbocado, fatuo, vano, inexacto cuando no mentiroso, insustancial y pueril más allá de su prosa elaborada, afirma sin demostrar y concluye sin analizar, porque en su oficio, claro, velocidad es calidad…
Demostrado está que cualquier mentira bien empaquetada por un medio muy poderoso, puede cobrar el peso y el brillo de una verdad verdadera.
Y por la misma alquimia, exactamente, cualquier mentiroso vulgar puede convertirse en una persona importante, influyente…
Por eso le sugerimos, amigo lector, que la próxima vez que lea al inmaculado Morales Solá, lo haga con calma, repare en la textura de su texto, en sus falacias, en sus afirmaciones sin fundamentos, en su pasado, y en sus patrones... No deje que él lo apure con la velocidad de su miedo.
Manantial
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