EL SALVADOR | FURESA Fundación Refugio Salvaje-Municipio de Jayaque, La Libertad

[-*Casa Saboya*-]

Dirección: Km. 36.5 Carretera al Municipio de Jayaque, Las Graditas.
Jayaque, Departamento de La Libertad. El Salvador, Centro América.

Horarios: Miércoles a domingo, de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
Para mayor información llama al (503) 2347-9300
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Ubicado en 220 manzanas, en Jayaque, a solo 30 minutos de San Salvador. FURESA alberga más de 60 animales de 11 especies en peligro de extinción: leones africanos, tigres de bengala, jaguares, hipopótamos, pumas, zorros, guaras, tapires, monos, entre otros. Este santuario de animales garantiza una calidad de estándares internacionales en el cuido de las especies albergadas en este espacio privilegiado de exuberante naturaleza. Cuenta con una infraestructura y un equipo de profesionales que asegura las condiciones óptimas del lugar, la salud de las especies albergadas y la seguridad de los visitantes.

Refugio salvaje en Jayaque

Escrito por por Byron Sosa
Domingo, 26 febrero 2012

Papo es un tigre de bengala impresionante su pelo blanco matizado con rayas cafés y sus 321 libras dicen mucho de él, se pasea imponente junto a dos tigresas amarillas (Tyli y Nina) en el área que se le ha asignado, en un refugio salvaje creado en Jayaque, La Libertad. Este tigre no es cualquiera, es diferente, distinto ydesde hace cierto tiempo habita en un recinto espacioso que simula su hábitat natural, pues cuenta con un terreno extenso solo para él y sus dos compañeras felinas. Allí manda Papo.

Allí también –en otra zona– se pasean Tembo y Luna, una pareja de leones blancos que hacen alarde de pertenecer a los únicos 200 que existen en el mundo y que llegaron a El Salvador desde África del Sur. Tembo ahora pesa 435 libras y podría ser padre si se confirma que Luna está embarazada.

Pero Tembo, Luna, así como Papo junto a Tyli y Nina no son los únicos que tienen un espacio considerable para sentirse como si estuvieran en completa libertad; 11 especies (que suman 60 animales) gozan de un espacio de exuberante naturaleza en una propiedad de 220 manzanas que se encuentra en las faldas de Jayaque.

La Fundación Refugio Salvaje (FURESA) es la que ha ideado –desde hace unos años– reunir diferentes animales en peligro de extinción. El lugar está respaldado con estándares de calidad internacional para brindar el cuidado de las especies albergadas: zorras, jaguares (Rico, Brenda y Flacucha), hipopótamos (que cuentan con dos piscinas de 10 metros por 5 metros), pumas (Karma y Darma), guaras, una pareja de tapires (Teco y Teca), monos, patos, gansos, y otros.

“Esto no es un zoológico tradicional donde se tiene a los animales enjaulados y que están estresados, no; hemos intentado que los animales estén casi en su hábitat. Claro que están cercados, pero hay jaulas de hasta una manzana de una familia de leones: mamá, papá e hijo”, dice el director ejecutivo de FURESA, Rafael Mejía, que es la voz del presidente de la fundación, Eduardo Kriete, que lidera a un grupo de empresarios.
Apuesta ecológica

En una visita guiada por el lugar se confirma lo que se dice: es un espacio reservado para la conservación de la fauna y el cuido de la flora. Son extensos senderos pedestres que permitirán disfrutar de una naturaleza plena, con cascadas, bosques y ríos... sin dejar de lado también un poco de diversión.

FURESA estará abierto al público a partir del 7 de junio y para esa fecha las adecuaciones que aún se afinan estarán listas, así como los 16 trazos de canopy que complementan este parque. Ver el parque desde las alturas igual resulta impresionante; el trazo más largo del canopy mide 1 kilómetro y pasa frente a una cascada que tiene una altura de 70metros.

Se tiene estimado que el recorrido completo por los 16 trazos de canopy se realizará en un promedio de dos horas y la visita a los animales, en una hora y media. Ambos recorridos tendrán asignados a guías especializados y debidamente entrenados.

Pero mientras se dan a conocer esos detalles durante el recorrido, se pasa de visita por el recinto donde se encuentran Taco, Tencha y Trilliza, que son leones africanos. Taco descansa a un costado, pero responde al llamado del guía Miguel Bolaños.
Cuido individualizado

Tener 60 animales de 11 especies diferentes no es nada fácil; sin embargo, el veterinario Gustavo González y su asistente Luis Martínez los mantienen controlados en lo que a salud se refiere. Les brindan atención con medicina preventiva y curativa. Les realizan un chequeo anual a cada uno de los ejemplares: se les toma el peso, les hacen exámenes físicos, limpieza dental, se les toman muestras de sangre para ver que todo esté dentro de lo normal, son desparasitados y luego son regresados a los recintos.

El cuido es tal que los anestésicos que se les aplican, para poder chequearlos, traen consigo antagonistas para que se recupere pronto y que los procesos neurológicos no sean afectados por la anestesia.

Junto a la clínica, que también sirve de hospital, hay una farmacia, un laboratorio y una sala de rayos X.

“El hospital cuenta con una mesa de examen y cirugía, unidad dental (para hacer limpieza como tratamiento de caries y hay un equipo de endodoncia); tenemos equipo oftalmológico, un laringoscopio y básculas”, mencionó González luego de que visitó a Papo durante un chequeo de rutina.

Luis Martínez, quien además de ser asistente de veterinario es el jefe de cuidadores de animales (que son ocho), es el encargado de la cocina... de la dieta de los animales, ya que cada uno cuenta con su expediente médico y su hoja de alimentación. Por ejemplo, los felinos tienen dos días de ayuno cuando son adultos (pues solo comen carne), pero cuando son cachorros y juveniles comen todos los días; además, se evalúan sus niveles de requerimientos nutricionales.

Es acá donde se confirma uno de los objetivos de FURESA: cuidar los animales en extinción y generar en la población local, regional y mundial una concienciación sobre la importancia del cuido de estas especies que son ahora vulnerables.

Generar un verdadero contacto con la naturaleza y hacer énfasis en el cuido de la fauna es uno de los objetivos, por ello tienen pensado hacer en los meses siguientes a la apertura del lugar un área de campamento... hostales similares a los de las aldeas africanas para que los más apasionados por la naturaleza salvaje puedan experimentar el pasar una noche rodeados de animales, pero con todas las medidas de seguridad necesarias y evitar peligros.

Bolaños cuenta que tras la comida diaria que se les da a los animales aproximadamente a las 6 de la tarde, todos, absolutamente todos comienzan a hacer los ruidos que les caracterizan. “Las personas se van a sentir como que están en África”, enfatizó Mejía y lo reafirmó en el momento del rugido de Tiko, un león africano que pareció quererse lucir recién iniciado el recorrido por el lugar.

Papo se siente como rey, pero algo le inquieta, espera que una de sus tigresas regrese de cuarentena, donde la envió tras unos jugueteos demasiado fuertes.

NOTA TOMADA DE: La Prensa Grafica