No me mires así que me da miedo!! jajaja.
La ayahuasca es un brebaje que preparan los chamanes de muchas tribus de América Latina y que está hecho principalmente con la liana de una planta que se encuentra en la selva amazónica, mezclada con otras en menores proporciones.
Se usa con fines medicinales y devocionales en lugares donde no se utiliza nuestra medicina alopática y tiene la particularidad de tener un escasísimo nivel de toxicidad (esto último comprobado científicamente).
De hecho, su uso está expresa y legalmente permitido en varios países como Brasil, Ecuador y Perú, donde también son considerados patrimonio cultural.
En otros países como el nuestro no está ni permitido ni prohibido, estando en una especie de limbo jurídico.
¿Como cura la ayahuasca? Todos sabemos tenemos un consciente y un inconsciente. La toma de este brebaje hace que tu consciente se torne absolutamente poroso y se una a tu inconsciente.
Allí es donde la planta te muestra la verdadera naturaleza de tu ser y los desequilibrios que hay dentro tuyo. De hecho, cualquier enfermedad es un síntoma de desequilibrio interno.
La planta no tiene un efecto continuo. Te va tomando como en olas y luego te deja, para volver a tomarte unos minutos después. (Este proceso es normalmente facilitado por música de mucha percusión, tambores, djembes, y otros instrumentos provenientes de esas culturas indígenas)
Ningún viaje es igual a otro. Hay algunos donde vos podés acceder conscientemente a tus sueños más olvidados y ocultos. Otros te hacen revivir experiencias del pasado que tenías absolutamente enterradas.
Al salir de tu ego, como tomando altura desde un bosque donde normalmente estamos inmersos, muchas veces la planta te muestra soluciones para los problemas que normalmente no podés resolver en el estado normal de vigilia.
Y esto es lo importante: La experiencia está lejos de ser un lindo viaje recreativo. Te sirve para solucionar cosas reales del aquí y el ahora.
Aparte, las sensaciones son tan increíblemente fuertes y hermosas, que no alcanzan las palabras para poder describirlas.
La actitud que tomes frente a la experiencia lo es todo.
Si sos un tipo enormemente estructurado y que te da terror salir de tu centro, pueden pasarte dos cosas. Que el brebaje no te haga absolutamente nada y que solo lo vomites. O que pases un viaje bastante complicado. En este último caso, es fundamental la presencia de un guía serio y responsable que te ayude a retomar el camino.
Pero si respirás profundo, abrís tu pecho y te entregas a la experiencia, la verdad que hay pocas cosas en el mundo tan gratificantes y provechosas como esta. En fin, es medio difícil explicarlo por este medio.
Solo te puedo decir, que a un tipo como yo, que siempre le costó tomar siquiera un mejoralito, animarse a tener mi primera experiencia me llevó más de un año. Gracias a Dios que finalmente pude hacerlo y traspasar mis prejuicios.