Pues sin duda llegó para quedarse. Supongo que sería una babosada desmantelarla tan pronto llegara un nuevo gobierno. Hay que ver cómo la tratan las próximas generaciones, quien sabe, a lo mejor en 50 años se revalora o simplemente dirán "¡a quién demonios se le ocurrió construir estos fierros viejos!" o quizás las celebraciones del tricentenario se celebren con su demolición.
A mí en lo particular me parece un monumento innecesario, sin alma ni gracia. Para el caso, hubiera preferido un monolito de granito negro o de marmol de 20 metros de altura que fuese iluminado en las noches y que tuviera grabados los nombres de mexicanos ilustres del segundo centenario, y que lo iluminaran en las noches para que se viera "bonito". A veces siento lástima por las suavicremas, si tuvieran sentimientos propios, creo que estarían sumidas en la depresión por incomprendidas.