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Sorpresivo pedido para que el intendente suspenda la aplicación del Código Urbano
Constructores, arquitectos y obreros juntaron firmas en una nota que le cursaron ayer al intendente Miguel Lifschitz. Le pidieron que "revise, corrija" o bien "suspenda" temporalmente las ordenanzas, decretos y resoluciones que, según detallaron en la misiva, les vienen ocasionando "daños irreparables" al sector, desde hace tres años. Tanto desde la Asociación Empresarios de la Vivienda y la Cámara Argentina de la Construcción, como del Colegio de Arquitectos y la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) expresaron que, de "no producirse cambios", se paralizará la actividad, habrá desempleo y quebrantos. Una postal crítica que, según dijeron, "ilustrará de modo fehaciente los errores cometidos".
Entre otras cosas basan su requerimiento en porcentajes de sobrecostos calculados por 45 referentes de la Asociación Empresarios de la Vivienda de todo Santa Fe (ver aparte). El presidente de la entidad, Marcelo Passardi, sostuvo que los costos sobrevaluados no tienen relación con la crisis, sino con el nuevo Código Urbano. "La norma trabó la construcción de edificios, la crisis amesetó los precios de venta y a eso hay que sumarle una paritaria donde se habla de un 15 por ciento de aumento; un combo que a nadie le cierra al momento de construir en Rosario".
—¿No es un reclamo tardío ante un Código que fue discutido durante más de un año, generó una audiencia pública, contó con el veredicto de expertos y fue aprobado en el Concejo?
—Si esto no se reactiva, en el sector constructivo habrá desocupación y menos viviendas, lo que implica un problema doble: económico y social. Y a los empresarios nos obligarán a ir a trabajar a otra ciudad. Creemos que nunca es tarde, salvo que el intendente sea un necio, y estoy seguro de que no lo es.
Desde el Colegio de Arquitectos, Aureliano Saruá, amplió sus críticas en torno a otras ordenanzas a las que consideró elaboradas "alegremente". En diálogo con La Capital, el profesional preguntó por qué el municipio estipula que se construyan edificios con garaje y no, por ejemplo, "sólo torres que funcionen como cochera". O se obliga a una constructora a tramitar seguro cuando aún no está aprobada la obra. "A mí me parece necesario sentarse a hablar seriamente entre todos. No sólo con la gente de Planeamiento, sino también con la de Producción, este no es un problema de la construcción; es de la ciudad en general", destacó.
El secretario general de la Uocra, Julio Palma, dijo que teme "seriamente" por los obreros de la construcción de su gremio. "Si los inversores se siguen yendo a construir a Uruguay o a Córdoba, nuestro panorama es negro", dijo el gremialista.
Con el mismo tono, el gerente de la Cámara Argentina de la Construcción, Rubén Llenas, expresó su temor por el "futuro inmediato" del sector. "Hablo de los próximos 60 o 90 días. Porque si bien es cierto que hay obras en marcha, lo que vemos desde la Cámara, que nuclea a 50 empresarios del sur de la provincia y a 40 del norte, es que los emprendimientos, tanto públicos como privados, van a un ritmo lento y a medida que van finalizando no hay reemplazo, no hay nuevos proyectos", aseguró Llenas.
La carta. Dirigida al intendente, pero con voluntad de que llegue a oídos del "Poder Ejecutivo Municipal y a la opinión pública", la carta indica en uno de sus párrafos: "Ante la falta de medidas que claramente demuestren el interés oficial de incentivar la inversión regional en la industria de la construcción", es necesario estudiar "las rectificaciones necesarias que eliminen los obstáculos interpuestos equivocadamente y que han ahuyentado al único inversor proveniente de nuestra rica zona agroindustrial. Los sectores productivos esperan urgentemente medidas proactivas y no restrictivas".
Las voces en contra del Código no son nuevas. Se escucharon ya en 2007, en el mismo momento en que comenzó a gestarse públicamente desde el municipio la reforma del Código Urbano del área central y el primer anillo perimetral. La norma reemplazó al plan regulador que ya tenía 40 años.
El cálculo del impacto
“Proyección del impacto de la reducción de alturas en el costo de las viviendas”. Así se llama el trabajo realizado entre los integrantes de la Asociación Empresarios de la Vivienda .
El cálculo sostiene que el Código Urbano genera un “sobrecosto” de 23,70 por ciento en las nuevas unidades del área central (teniendo en cuenta el metro cuadrado en un edificio promedio de planta baja y 12 pisos). Y es aún mayor en el primer anillo. Allí los costos son superiores al 40 por ciento.
El presidente de la cámara apela a ejemplos simples: “Si antes un edificio costaba 10 pesos, ahora vale 12,30. O los precios suben un 23 por ciento o no podemos construir más. Si en un terreno del primer anillo central se podían construir 12 pisos, ahora alcanza para planta baja y cinco pisos”.
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Y... tarde o temprano iba a traer sus problemas este código impulsivo producto de la manipulación política de una loca rodeada de ineptos.
Saludos